un diario posible: septiembre 2009

martes, 29 de septiembre de 2009

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Encontré en este blog un fragmento de una entrevista a Denise Levertov y me lo robé. Estoy contenta de haberme reencontrado con ella y también de haber conocido (virtualmente) a la poeta María del Carmen Colombo.

Usted ha dicho que escribir poesía de forma 'orgánica' surge de prestar una atención fiel al objeto, y que sin embargo es la presencia de lo 'inesperado' o 'la musa', lo que transforma esa atención en poesía. Se ha referido a este proceso como una especie de 'alquimia'. Puede comentar un poco más acerca de este impredecible factor X?
D.L.: Es la recompensa que a veces es dada por haber prestado una cuidadosa y fiel atención. Si no le prestás a la experiencia tu atención paciente, estarás trabajando únicamente con voluntad e inteligencia, y entonces tendrás que manipular la experiencia. Si sos muy hábil, podés hacer algunas cosas buenas; pero relativamente superficiales. En cambio, si dedicás a tu material una especie de humilde devoción, o atención, y si tenés algún talento innato que te ayude, entonces recibirás mucho. Y si perseverás, entonces (a veces) te es dado el premio especial de los poetas, de lo 'absolutamente impredecible'. Ninguna cantidad de atención fiel puede garantizar esto, pero a veces podés ser levantado en el aire como un remolino y llevado hacia ciertas zonas de la experiencia que nunca habías considerado posibles. Esto, por supuesto, es un don. No podés querer que pase. Pero podés ubicarte a vos mismo en una relación con respecto a tu arte como para poder recibirlo si es que ocurre; esta relación es la atención fiel. (...)

*Fragmento de una entrevista realizada a la poeta: De American Poetry Observed: Poets on Their Work. 1984.

Creado por Maria del Carmen Colombo a las 18:50 del 25/09/2009





jueves, 24 de septiembre de 2009

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15:00 hs
Saldungaray

Patos en el Sauce Grande. Un árbol pequeño con botellas de agua como frutos.

Sierra de la Ventana

El perfume finísimo de los cerezos
de los magnolios rosados.
Los álamos fosforecen en el sol ya bajo.
Hay un nido reciente, alguien pinta una casa.
Todo es nuevo de nuevo.

...

El cielo se pone blanco y rosa y celeste. Las palomas se acurrucan en las ramas, las cotorritas charlan hasta por las alas antes de dormir.

...

El dique está quieto, quieto, superquieto. Abajo del agua hay árboles idénticos a los de arriba, su cielo tiene como nubecitas de musgo.

...

El agua corre. Croa una rana.





martes, 22 de septiembre de 2009

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Empiezo a subir algunas cosas que escribí en un cuaderno, un pequeño diario de un corto viaje a Sierra de la Ventana.

12/09/09 13:00 hs
Bahía Blanca - Saldungaray

La terminal blanca, vacía, perfecta para andar en skate. Un chico se desliza con la velocidad, con el ritmo justos. Una nena, en patines, vacila. Afuera los eucaliptus se mueven en el viento acuáticamente.
Llevo poquísimo equipaje: una bandolera violeta y una pequeña mochila gris y negra, todo pegado al cuerpo. Me encanta viajar con las manos libres. Escucho "Siempre es hoy" (más adelante voy a descubrir que "Fuerza Natural" es un disco perfecto para viajar).

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Una mariposita blanca. Hace mucho que no veía.

...

El campo de un verde intenso, liso; alambrado y al lado oro. Un molino. No hay casas, sólo silos. Una vez estuve lejos, en un paisaje de montañas y mar y pequeños campos al costado de la ruta; muchas casas, alguna vaca, poquísima tierra. Y extrañaba ese lugar donde el campo liso se pega al cielo liso: la página en verde.

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Hilos de plata cortan el cielo. Ya se empiezan a ver las sierras más bajas, como olas.

...

Continuará...

jueves, 17 de septiembre de 2009

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Los mejores amigos a veces son aquellos desconocidos.

lunes, 14 de septiembre de 2009

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Este fin de semana estuve en Sierra de la Ventana. Me invité a la casa de Natalia. Gracias a ella pude airear mi cerebro frito: caminar, mirar, oler, tocar y escuchar las cosas que sólo están allá tan limpias. Además escribí bastante, algunas cosas que ya voy a ir publicando; y se me ocurrieron algunas ideas. Pero hoy que volví al trabajo no me dan ganas de escribir mucho, sólo una lista de:

Cosas que vi en Sierra:
1) Un magnolio florecido.
2) El sol y una planta de romero colgados del techo de la casa de Natalia.
3) El agua inmóvil del dique.
4) Milicianos de la Guerra Civil Española.
5) Luces verdes y rojas, hipnóticas, en un boliche, bastante tarde.

Cosas que olí en Sierra:
1) Perfumes de flores y de frutos y de especias en los jabones y las sales del taller del Gato.
2) Perfume finísimo de magnolias y de flores de cerezo.
3) Perfume de pasto recién cortado.
4) Perfume de curry en la cocina de Natalia.
5) Perfume de vainilla que nos pusimos antes de salir a cenar.

Cosas que escuché en Sierra:
1) Palomas.
2) Benteveos.
3) Cotorritas.
4) Ranas.
5) Teru terus.

Cosas que toqué en Sierra:
1) La piel fina y suave y tibia de las gatitas de Natalia.
2) La tela liviana de una camisa con flores que no compré.
3) La corteza de un árbol.
4) Una lana vaporosa.
5) Una piedrita negra.

Cosas que degusté en Sierra:
1) Un pan integral casero, queso salado y jamón cocido.
2) Mate de guaraná.
3) Pizza de palmitos.
4) Una Heineken.
5) Un helado Nesquik de chocolate.

Cosas que leí o que me leyeron en Sierra:
1) Poemas de Marosa di Giorgio.
2) Poemas de Martín Rodríguez.
3) Poemas de Roberta Iannamico.
4) Poemas de Emily Dickinson.
5) Poemas de Rodolfo Edwards.

sábado, 12 de septiembre de 2009

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Me pasé media mañana etiquetando las entradas. Estoy tan cansada como cuando ordeno mis papeles en carpetas. Pero creo que me va a ser bastante útil.
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¿Cómo se dice un avión que pasa dorado sobre el último celeste? ¿Cómo se dice el sol entre los huecos de un edificio en construcción, que imprime el dibujo de las persianas sobre la pared, que pinta mi mano ahora, mi silueta en un minuto que es cada vez distinto? La luz, que a la tarde, al mediodía, parece tan quieta. Ahora en la mañana y en el atardecer cambia todo el tiempo: azul, rosada, blanca, celeste que sube; celeste intenso, naranja, blanca, rosada, azul...
Y en el medio los edificios, los aviones, la luna, el lucero; que brillan suspendidos en esa luz efímera. Y yo, que siempre uso los mismos colores, los mismos adjetivos.
Cuando volvía del campo, al atardecer, a los diez años, quería poder pintar las nubes, los colores del cielo. A los dieciocho pinté en una pared:
Quiero decir el cielo
no la palabra de decir
el cielo.
Y ahora pienso: no puede ser una sola palabra, porque el cielo siempre es distinto. No nos bañamos dos veces en el mismo cielo.

martes, 8 de septiembre de 2009

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Los cool hunters no se suben a la 514, pero deberían. Hoy vi abrigos y accesorios de animales mitológicos: tapados de vellocino de oro, boas de osito de peluche bebé, chales de piel finísima de guepardo plateado. Tengo todo documentado, pero como este blog no tiene fotos, van a tener que imaginar...

lunes, 7 de septiembre de 2009

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Miré en un minuto
de profundo silencio
tu extraña belleza, nacida
del poder de crecer desbordado
salvaje
desde tus heridas más visibles.

domingo, 6 de septiembre de 2009

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Las flores, los frutos encendidos
en la luz gris del día.
La lluvia empieza lenta y persiste.
La lluvia que esperaste tantos meses quieto
que esperé tantos meses desesperada.
Tu sangre verde, mi sangre roja
complementarias.