un diario posible: febrero 2009

sábado, 21 de febrero de 2009

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Todavía estoy un poquito asustada. Ayer, y casi a ciegas en un acto público cambié las dos escuelas en las que estaba trabajando por otras dos distintas, y lo hice en un acto que se llama "destino definitivo". ¿No es muy fuerte ese nombre? Okay, soy titular, esas son "mis horas", esas van a ser mis escuelas, pero ni sé cómo son, no sé cómo van a ser mis alumnos, cómo mis compañeros. Tuve la oportunidad de quedarme donde estaba y preferí cambiar lo conocido por lo desconocido: ¿Será cierto lo que dicen de "más vale malo conocido que bueno por conocer" y no hice caso? El año pasado estaba en Palihue, éste en Barrio Noroeste; sé que los chicos no van a andar con zapatillas "converse", pero no mucho más, no sé si van a ser más violentos, más cariñosos, con más o menos problemas... Estoy como cuando empecé primer grado. ¿Cómo será la escuela? Pero con el peso de tener treintaipico: ¿Será éste mi "destino definitivo"? ¿Por qué algo dentro mío me dice, me pide que no?

jueves, 19 de febrero de 2009

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Primero las estrellas
pero después
las ventanas en los edificios
que se apilan iluminadas
y dibujan un mapa
de los insomnes.

sábado, 14 de febrero de 2009

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Las maderas amarillas al sol
sobre el cielo plano.
Un obrero suspendido tan alto.
Veo crecer el edificio
desde mi ventana.
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A veces me voy
arriba y al norte, lejos
del asfalto de la chacra
para estar con las lechuzas
las liebres
los tucutucus.

jueves, 12 de febrero de 2009

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En el cielo parejo se recorta
la imagen precisa de las cosas
nos abrasa
el viento norte que barre
la llanura.
Vivimos en un pozo pero.

sábado, 7 de febrero de 2009

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La luna casi llena
las luces de la calle entre las hojas
una noche fría de febrero
después de tanto viento, tanta tierra, el aire quieto
una fiesta con las ventanas abiertas y risas, y la música
que viene de la calle
camino derecho por Rondeau
y sí, hablo como siempre
y sigo escribiendo como siempre
para Ana, que me va a leer mañana
y para Helder que lo mira por TV.